Sempre havia sentit que en Montagu defensava que el flabiol era anterior a la flauta de tres forats, i no a l'inrevés (com intuïtivament semblaria més plausible), però fins ara no havia trobat el text original. Ara que l'he trobat, l'enganxo aquí per tenir-ho a mà:
Montagu, Jeremy: Significación del conjunto flauta y tamboril. Revista Txistulari núm. 172, octubre del 1997.
El conjunto flauta y tamboril, en el cual se puede tocar la flauta con una mano y con la otra algún tipo de tambor, es históricamente el primer ejemplo, v continúa siendo el más importante, de músico individual completo: un ejecutante único que produce melodía y ritmo a la vez, cada uno con una mano. Algún tipo de tambor porque mientras que en el resto de Europa el tambor era del tipo de un tamboril, un tubo cilíndrico de madera con piel en cada extremo, se ve en ocasiones, especialmente en este área, lo que los franceses llaman tambor navarro o tambor de Béarn, el salterio o tambor de cuerdas, el cual puede ser afinado según el tono de la flauta o la tonalidad de la melodía. Hay evidencia circunstancial de su existencia en otras partes de Europa en la Edad Media y Renacimiento temprano, pero no fue tan común como el tambor corriente, a pesar de su ventaja musical en la producción de sonidos armónicos.
Es interesante conocer que esta combinación de los dos instrumentos (flauta y tamboril tocados por un ejecutante) parece ser un fenómeno puramente europeo. ¿De dónde surgen el conjunto de flauta y tamboril? La respuesta es desconocida. No hay rastros del mismo en ninguna ilustración anterior al S. XIII. Si era desconocido anteriormente a esa fecha en Europa, es lógico suponer que vino de Oriente Próximo o del Norte de Africa. Es precisamente en ese período en el que vemos los instrumentos islámicos que vinieron bien con los moros o con los cruzados que retornaban a casa, aparecer en Europa: el laúd, el salterio, el rebec, los nakers, la pandereta, el añafil o trompeta larga y la dulzaina o shawm. Para todos esos instrumentos existen nombres y ejemplos árabes o magrebíes, no sólo de aquel período, sino de instrumentos que perviven hoy en el Norte de Africa.(1)
Sin embargo, el autor no conoce ninguna evidencia ni pasada ni presente de la representación por el Islam o el Oriente Medio de la flauta y tamboril en ninguna imagen o ilustración. La flauta y el tamboril aparecen a comienzos del S. XIII como una invención típicamente europea, la cual, por improbable que parezca, apareció súbitamente, completamente definidos, sin ningún desarrollo anterior, ya que no aparece tampoco en ninguna ilustración europea.
Es aceptado que las ilustraciones de instrumentos musicales anteriores al S. XIII son más bien escasas, y cuando se encuentran, están limitadas a ilustraciones del Salmo 150, con su larga lista de instrumentos, y retratos de los ancianos del Apocalipsis, como por ejemplo en los pórticos de las grandes iglesias como la de Santiago de Compostela. Sin embargo, si la flauta y tamboril hubieran existido anteriormente lo podríamos ver en alguna parte. ¿Cómo pudo no sólo un instrumento, sino un estilo musical nuevo de una única persona tocando melodía y ritmo simultáneamente, haber surgido y en un área tan extensa de Europa en un período de tiempo tan corto? En un máximo de 20 ó 30 años desde la primera ilustración encontramos la flauta y tamboril extendido por Europa. Debe de haber seguramente antecedentes de algún tipo, desconocidos hasta ahora, por el que la conjunción de flauta y tamboril resultó tan afortunada que fue adoptada tan pronto como se conoció. Debemos aceptar, no sin cierto sonrojo, que es tanto lo que desconocemos acerca de la historia y orígenes de los instrumentos musicales, que podemos decir con placer que nos queda mucho por descubrir a nosotros y a las generaciones venideras.
La flauta y tamboril parecen haber sido usadas en todas partes a partir del S. XIII. La evidencia de esta aserción está en las tallas de las iglesias, las ilustraciones de los manuscritos y pinturas. Sobrevivió hasta el S. XVII, y a partir de entonces parece disminuir. En Inglaterra sobrevivió entre algunos grupos de danzas hasta finales del siglo pasado (1880 ó 1890), porque la danza de Morris sobrevivió. Incluso ésta se hizo rara, primero porque el violín, y después a finales del S. XIX el acordeón reemplazaron a la flauta y tamboril. Según Wim Bosmans (2), su uso desapareció completamente de los Países Bajos a mitades del S. XVII. Italia parece haber conservado el tamboril (¡que los franceses llaman tambor de vascos!) como su tarantella, y los Balcanes estaban bajo dominio turco, y por lo tanto fuera del mundo musical europeo. En la mayor parte de Europa Central, Suiza, Alemania, Austria, Polonia, etc., el tambor se empleaba con la flauta travesera o el pífano para las danzas populares. Por alguna razón que aún desconocemos, la flauta y tamboril sobrevivieron en el sur de Francia y el norte de Iberia, por lo que globalmente, sólo en el Languedoc y en las regiones vascas continuó empleándose.
Cuando el uso de la flauta y el tamboril estaba en su cumbre, alrededor de 1350 más o menos, la flauta era aproximadamente tal y como la conocemos hoy: un tubo relativamente largo y estrecho con tres agujeros hacia el final del instrumento. Con esta disposición sabemos que se puede cubrir un rango razonable de la escala. Este modelo típico de flauta se maneja con el pulgar, índice y dedo medio de la mano izquierda, mientras que la derecha golpea el tambor, que se cuelga del brazo izquierdo, la muñeca o el hombro.
Si puedo hacer una digresión un momento, en Europa tenemos muchos prejuicios acerca de nuestras manos, las cosas hacia la derecha son diestras, inteligentes y buenas; cosas hacia la izquierda son siniestras, incluso malignas o malvadas. Esto sugiere que el tambor era musicalmente más importante, tocado con la mano derecha, y que la flauta, que siempre se toca con la mano izquierda, excepto por algunos zurdos, era el instrumento secundario.
Esta versión básica de la flauta aún se puede escuchar, aquí en la región vasca con la txirula, en Provenza con el galoubet (3) y el tambor, en Eivissa y Aragón (4) con la flauta, en León con la gaita (5). En los últimos años la flauta y el tamboril ha tenido un re descubrimiento con muchos grupos de folklore, y hoy en día se puede escuchar en muchas partes de Europa. También ha sido utilizado por grupos musicales de música antigua.
Dos excepciones ha habido en las flautas que acabo de mencionar. Las flautas vendidas por la Sociedad de Danzas y Canciones Folklóricas de Londres eran tubos de metal de diámetro demasiado ancho para lograr sonidos eficaces. La afinación era pobre, y para tocarlas se añadió otro agujero para el dedo anular. Esto hizo imposible el sostenerla de modo normal, por lo que se añadió una anilla para el dedo meñique. La otra excepción es la de su propio instrumento, el Txistu, en el que los txistularis emplean el dedo meñique para tapar la salida del tubo para bajar el timbre y así conseguir notas cromáticas, bemoles y sostenidos, cuando es requerido. Entre los tipos de flauta y tamboril que se usan hoy en día, el txistu es importante musicalmente porque es totalmente cromático.
La flauta y tamboril normal se pueden ver en todos los libros enciclopédicos sobre instrumentos musicales, comenzando por la Música getutscht de 1511 (6), en el que se menciona de pasada en el texto. Posteriormente la Organografía de Pretorius en 1619 (7), y más tarde en la Harmonie Universell de Mersenne en 1636 (8), en los que un esquema de la digitación incluye bemoles y terceras y sextas naturales, logradas moderando la fuerza del aire y por la posición de los dedos, con los que se ocluye en mayor o menor grado los orificios; no menciona la oclusión del extremo final. En el S. XVIII la Enciclopédie Méthodique reproduce el esquema de dignación de Mersenne. Por cierto que el tambor de Mersenne es el tambor provenzal, el cual, a semejanza de los tambores medievales, pero al contrario que en la actualidad, tiene el bordón en el parche de golpear. La Encyclopédie (9) repite el tambor de Mersenne (10) y añade el salterio. Las representaciones de flauta y tamboril de la Edad Media y el Renacimiento de esculturas en iglesias, ilustraciones de manuscritos y pintuas de mayor tamaño son demasiadas para enumerarlas. Un ejemplo bien conocido es la ilustración de Kemps Daies Wonder (11), que narra cómo Will Kemp, que trabajaba como bufón en las primeras representaciones de las obras de William Shakeaspeare, bailó una danza Morris de Londres a Norwich acompañado por su tamborilero, Thomas Slye, y no por su flautista, lo que sugiere una vez más que el tambor era considerado el más importante de los dos instrumentos.
Hay muy pocas flautas de este tipo de la Edad Media y el Renacimiento que hayan sobrevivido, máxime si se considera el elevado número de ilustraciones de la época. Frederick Crane,(12) en su lista de instrumentos medievales supervivientes, menciona tan sólo dos. Uno es polaco y sospechosamente antiguo (S. XI), y el hecho de que falte la parte de los orificios, hace que tan sólo se pueda sospechar que era una flauta. La otra pieza es española y fechada en 1402. Pertenece a la hermandad de Sta. Orosia en jaca. Mahillon incluye una en su catálogo del Museo del Conservatorio de Bruselas (13) que fue a parar allí procedente de la Colección Correr de Venecia. Se trata de una flauta de sonido grave, con la pieza de la boca en un lado del instrumento, exactamente tal y como Pretorius lo ilustra. Hay un ejemplo en el museo de Berlín (14), datada del S. XVI o XVII. En una visita a dicho museo, anoté en mi copia del catálogo: "diámetro de salida del tubo cerca de 20 mm.", lo cual me parece desproporcionadamente grande y me hace dudar de su autenticidad. Wim Bosmans ilustra 11 flautas antiguas de los Países Bajos, dos de las cuales están en el museo de Bruselas, además de la que acabo de mencionar; éstas fueron adquiridas posteriormente que Mahillon completara sus catálogos, y dicho museo no ha publicado ningún catálogo general desde el volumen 5.° de Mahillon en 1922. Bosmans (15) proporciona detalles del sitio de origen, fecha, localización actual, en qué publicaciones han sido mencionadas anteriormente, así como un conjunto completo de las dimensiones de cada una de las 11 flautas. También incluye muchas ilustraciones de la Edad Media y Renacimiento. Posiblemente es la fuente de información más importante de flautas antiguas. Tres flautas y un tamboril se recuperaron del Mary Rose (16), un barco de guerra que perteneció al rey Enrique VIII de Inglaterra y que se hundió en 1545. El barco fue reflotado hace unos años, con importantes hallazgos, entre los que se cuenta un cierto número de instrumentos. Una de las flautas tiene el sello de la doble pluma que se cree haber sido el de la familia Bassano de Venecia. Algunos miembros de esa familia se asentaron en Londres e interpretaron y fabricaron instrumentos allí. Otro lleva el sello E. Legros, un nombre que no está incluido en ninguno de los libros de referencia de fabricantes de instrumentos de viento. La tercera flauta no lleva marca alguna. Finalmente, hay una flauta que parece ser de la época última del Renacimiento, en la colección de William Waterhouse (17). Quizá existen otros ejemplares en colecciones privadas y museos, pero una reciente petición de información por Internet a otros colegas ha sido infructuosa.
Como he mencionado anteriormente, la flauta continuó utilizándose en la tradición popular en Inglaterra hasta bien entrado el S. XIX, y se fabricaron muchas por los fabricantes de Londres, del mismo modo que los fabricantes franceses las construyeron para los flautistas provenzales. Ejemplos de fabricantes ingleses tales como Rudall Carte y Poner se pueden ver en la colección Bate en Oxford, donde he publicado dibujos acotados de ellas, y por el fabricante francés Lot y otros en la Cecil Sharp House en Londres, el cuartel general de la Sociedad Inglesa de Danza y Cantos Folklóricos, y hay muchos más en otros sitios de Europa. El tamboril inglés que se utilizó con la flauta Poner está también en la colección Bate en Oxford (18), y parece como el tambor de juguete de un niño. A comienzos del S. XX, con los trabajos de Cecil Sharp y otros coleccionistas de música popular inglesa, se dio un renovado interés por la danza folklórica en Inglaterra, así como por la flauta y tamboril. En los primeros momentos de este renovado interés, algunos músicos adaptaron otros instrumentos, por ejemplo cerrando con piaste u otros materiales los agujeros superiores de pitos de estaño o flabioles, y abriendo un nuevo orificio para el pulgar. Otros utilizaron las flautas gruesas a las que me he referido anteriormente. Russell Wortley de Little Thetford, cerca de Ely, diseñó una flauta metálica mucho mejor, y convenció a la casa Generation para su producción y comercialización, con la misma embocadura de plástico junto con sus pitos metálicos. Una flauta muy similar ha sido producida por Enrique Keller (19), creo que como copia de la flauta Generation, como una txirula para principiantes, juntamente con una versión de mayor tamaño como txistu para principiantes. El resurgimiento del interés por la música antigua ha aumentado el interés por la flauta y tamboril, y muchos fabricantes en su movimiento están fabricando instrumentos, algunos, tal y como la firma americana Kellschek, los hace en plástico, y otros en madera. Por lo tanto, se puede decir que este conjunto de instrumentos, un músico individual completo, está vivo y bien de salud. Y no sólo en Europa, ya que la flauta y tamboril es una tradición viva en Ecuador, y sin duda alguna, en otras partes de América Central, a donde fue llevado por los conquistadores españoles y posteriormente por otros colonos.
Todo esto acerca de la flauta en tiempos modernos. ¿Pero qué hay acerca de la flauta en los tiempos primitivos de Europa? Aquí existe un problema que no ha sido generalmente identificado ni se ha estudiado seriamente. Todas las ilustraciones primitivas, desde 1240 hacia adelante durante unos 100 años muestran una flauta corta, gruesa y recia, muy diferente de las flautas largas y finas de las que he tratado hasta ahora (20), y todos estos músicos primitivos tienen su mano izquierda aproximadamente hacia la mitad de la flauta, y no próxima a su extremo como debiera ser de acuerdo con la descripción anterior, y como está representado en todas las figuras a partir de finales del S. XIV, y está en la actualidad. La mayoría de nosotros, posiblemente por haber tratado sólo con una o dos representaciones, hemos desechado esta imagen atribuyéndola a la ignorancia o incapacidad del tallista o pintor. Sin embargo cuando se miran varias figuras, unido a la figura labrada (una misericordia) bajo uno de los asientos en la catedral de Exeter, de 1240, considerada como la representación más antigua de flauta y tamboril de Gran Bretaña, el ángel de piedra de la pared del coro de ángeles en la catedral de Lincoln hacia 1275 (21), y la talla, también en piedra de Santa María de Raunds en Northamptonshire, aproximadamente de la misma fecha que la catedral de Lincoln, en el exterior de la iglesia, y por lo tanto muy deteriorada por el tiempo, y la talla en la nave de Beverlay Minster en Yorkshire hacia 1330 (22) (esta talla presenta un problema añadido, ya que se trata de una doble flauta, dos flautas una al lado de la otra y sopladas al mismo tiempo, una de mayor diámetro que la otra, de cuya utilización no se conoce nada en absoluto) (23) y la ilustración del manuscrito de las Cantigas de Santa María hacia 1260 (24), y un manuscrito inglés de hacia 1340, el Salterio de Luttrell (25), sólo por mencionar algunos de los ejemplos mejor conocidos, hablar de errores o mala técnica no es convincente, y me parece que de haber más ejemplos como éstos, y los hay, no es honesto intelectualmente no buscar otra explicación.
Si la mano del músico está en medio de la flauta, el sistema normal de llenar el hueco entre el segundo y sexto armónico no funcionaría, ya que los orificios de los dedos estarían en posición incorrecta, por lo que habría un salto de una tercera o más entre las notas con todos los agujeros ocluidos y la producida al abrir el primer orificio. El único modo de que esa flauta sonara armónicamente sería si tuviera más de tres agujeros y si fueran por lo tanto independientes de los parciales superiores de la serie armónica. Existe una flauta actual con esas características, el flabiol catalán, un instrumento que, como el conjunto de flauta y tamboril, se toca la flauta con una mano y el tamboril con la otra. El tamboril es normal, más que un tambor, y se cuelga de una cinta alrededor del cuello del músico, de tal modo que cuelga en frente del pecho, hacia delante, de un modo muy similar al de los timbales militares.
El flabiol (26)se puede tocar también con dos manos si se prefiere, sin el tamboril, o con el tamboril tocado por otro ejecutante independiente, pero la mayoría usan el flabiol con una mano. El flabiol normal tiene 8 agujeros, cinco en la parte superior para los dedos y tres detrás. Cuando se toca con ambas manos, la izquierda controla el agujero superior con el pulgar, los tres agujeros siguientes con el índice, medio y anular, y el quinto agujero al final del instrumento, con la parte superior del dedo meñique. El índice y dedo medio de la mano derecha controlan los dos agujeros siguientes, y el pulgar derecho cubre el agujero inferior. Cuando la mano derecha toca el tambor, la mano izquierda controla los mismos cinco agujeros que antes, y los agujeros para la mano derecha se dejan sin cubrir. Estos cinco agujeros son suficientes para dos octavas cromáticas, según algunos esquemas de digitación, y un rango diatónico de una duodécima, según otros. De este modo es posible tocar melódicamente con una mano una flauta que tiene sus agujeros en la parte superior y media de su longitud.
La cuestión es, por supuesto, si una flauta tal existió en la Edad Media y si se tocaba de este modo. Creo que tales flautas existieron, y que al menos un ejemplo ha pervivido. Es la flauta del castillo de Monmouthshire White, que puede ser un ejemplo de supervivencia de la primera forma de flauta y tamboril y que Vincent Megaw publicó en 1963 (27). Esta es una flauta de hueso que se encontró en un basurero en el castillo anteriormente citado en la frontera entre Inglaterra y Gales y que se conserva en el Museo Nacional de Gales (28). Es del mismo período de las tallas de Lincoln y Raunds y el manuscrito de las Cantigas de Santa María, en la segunda mitad del S. XIII. Tiene dos agujeros para ambos pulgares y cinco agujeros para los otros dedos, más un agujero muy pequeño al final que pudo ser para colgarlo, ya que en una reconstrucción no tenía efecto sobre el timbre. El agujero superior para el pulgar está por encima del primer agujero para los otros dedos, y el destinado al otro pulgar por debajo. Aunque esta disposición es muy diferente del de la flauta normal del conjunto flauta y tamboril, es exactamente la del flabiol catalán, excepto que el agujero inferior para el pulgar, que se usa sólo cuando se emplean ambas manos, falta y es reemplazado por el pequeño agujero para colgar el instrumento. Las transcripciones de música de flabiol de Jaume Ayats (29) muestran que el rango del flabiol, que raramente excede la octava, y nunca va más allá de la décima, es suficiente para las melodías normales. No podemos asegurar que la técnica del flabiol se empleó en la flauta del castillo de Monmouthshire. Sin embargo, me parece plausible, y que ésta era la disposición original de la flauta y tamboril, que la flauta mencionada era la de flauta y tamboril, y que la versión más familiar, delgada y alargada, con sus armónicos regulados con la intensidad del aire emitido, fue una evolución posterior, quizá de mediados o finales del S. XIV.
Notas:
(1) La parte final de este paper está basada en un artículo aparecidoen el Galpin Society Journal. Vol. L, 1997, con ilustraciones de algunos tipos antiguos de flauta referidos aquí.
(2) Wim Bosmans, Eenhandsfluit en Trom in de Lage Landen, Alamire, Peer, 1991.
(3) Maurice Guys etal., Le galoubet tambourin, édisud, Aix en Yrovence, 1993.
(4) Angel Vergara Miravete, Instrumentos y tañedores, Música de Tradición Popular en Aragón, Zaragoza, 1994.
(5) Alberto Jambrina Leal & José Ramón Cid Cebrián, La gaita y el tamboril, Salamanca, 1989.
(6)Publicado en Basilea, 1511. facsímile, Barenreiter, Kassel, 1970. La flauta y el tambor aparecen, con dulzainas y flautas de pico a pie de página de la ilustración del Sympanum Hironimi (las páginas no están numeradas: de ahí lo trabajoso del método de referencia). Agrícola, cuya Musica Instrumentalis deudsch (Wittembers, 1528 y posteriores; reimpresa con ilustraciones en facsímil, proviene en buena parte de Virdung, repite la ilustración pero no proporciona información.
(7) Syntagma Musicum lI, de Organografía (Wolffenbüttel, 1619), p. 34 & tag. IX: 5. Facsímile, Barenraiter, Kasscl, 1958.
(8) París, 1636, Livre 5, pp. 230 2. Facsímil (reducido en tamaño y en tres volúmenes en ver de uno), CNRS, Paris, 1963.
(9) Art du faiser d'instruments d Musigue el Lutherie (París, 1785), p. 99 y planchas II y VIII fig. 4. Facsímil, muy reducido en amaño, Monlcoff, Genève, 1972.
(10) Libro 8, p. 53.
(11) Impreso por E.A. por Nicholas Ling (London, 1600) y reproducido en muchos lugares, entre ellos 'The New Grove Dictionary of Musical Instrumeents (London, 1984), Vol. 3, p. 118, SV Pipe and Tabor.
(12) Excant Medieval Musical Instruments (Iowa City, 1972), p. 40.
(13) Catalogue descriptif & Analytique du Musée Instrumental du Conservatoire Royal de Musique de Bruxelles, vol. 2 (Gand, 1909), pp. 282 3, n.°1022 (facsímil, les Annis de la Musique, Bruxelles, 1978). De acuerdo al catálogo de una exposición especial de una selección de instrumentos procedentes de la colección (Instrumenta de Musique des XVIe et XVII Siècles, Château de Learne, 1972), el instrumento está marcado con el trefoil simple que, cuando es doble, está asociado a los miembros de la familia de constructores de flautas de pico Rauch, en el Schrattenbach de mediados del siglo XVI.
(l4) Irmgard, Otto, Musik Instrumenten Museum Berlín (Berlín, 1965), p. 24, n.º 2736.
(15) Op. cit, pp. 28 9.
(16) Frances Palmer, "Musical Instrumenta from the Mary Rose", EarlyMusic, 11/1 (enero 1983), pp. 53 9. No ha aparecido ninguna información impresa desde esa fecha, pero el motivo es que más información, incluyendo quizás planos con medidas, estará disponible probablemente el próximo año.
(17) Publicado en un reciente o de próxima aparición número de Tibia.
(18) Números de catálogo 02 y 0l respectivamente; fueron legados a la colección por Anthony Baines. Planos con medidas de ambos están disponibles en la Bate Collection, Faculty of Music, St. Aldatés, Oxford 0X1 1DB.
(19) En Zarautz, cerca de San Sebastián.
(20) Está incluido en Minstrels &Angels, obra de mi esposa y mía de próxima aparición en Fallen Leaf Press, Berkeley, California.
(21) Plancha 39 en mi obra The World of Medieval & Kenaissance Musical Instruments, David & Charles, Newton Abbot, 1976; está también en Minstrels & Angels.
(22) También en Minstrels & Angels.
(23) Ver Gween & Jeremy Montagu, "Beverley Minster reconsidered", Early Music, 6/3 (julio 1978), pp. 401 15, figs. 8 & 9, para más detalles.
(24) Ms. Escorial J.6.2., f. 333. Reproducido en mi World of Medieval and Renaissance Musical Instruments, plancha 37, y otras muchas fuentes.
(25) También en mi World of Medieval & Renaissance Musical lnstruments, plancha 38.
(26) Els Garrofers & Jaume Ayats, En Quirze Perich, Flabiolaire (Barcelona, 1987); también Rafael Mitians & Teresa Soler, Música de Flabiol i Bombo (Barcelona, 1993).
(27) JVS Megaw, "A Medieval Bone Pipe from White Castle, Monmasthshire", Galpin Society journal, Vol. XVI, 1963, pp. 85 94.
(28) Número de catálogo 32 429/12.
(29) Ver nota 26
Montagu, Jeremy: Significación del conjunto flauta y tamboril. Revista Txistulari núm. 172, octubre del 1997.
El conjunto flauta y tamboril, en el cual se puede tocar la flauta con una mano y con la otra algún tipo de tambor, es históricamente el primer ejemplo, v continúa siendo el más importante, de músico individual completo: un ejecutante único que produce melodía y ritmo a la vez, cada uno con una mano. Algún tipo de tambor porque mientras que en el resto de Europa el tambor era del tipo de un tamboril, un tubo cilíndrico de madera con piel en cada extremo, se ve en ocasiones, especialmente en este área, lo que los franceses llaman tambor navarro o tambor de Béarn, el salterio o tambor de cuerdas, el cual puede ser afinado según el tono de la flauta o la tonalidad de la melodía. Hay evidencia circunstancial de su existencia en otras partes de Europa en la Edad Media y Renacimiento temprano, pero no fue tan común como el tambor corriente, a pesar de su ventaja musical en la producción de sonidos armónicos.
Es interesante conocer que esta combinación de los dos instrumentos (flauta y tamboril tocados por un ejecutante) parece ser un fenómeno puramente europeo. ¿De dónde surgen el conjunto de flauta y tamboril? La respuesta es desconocida. No hay rastros del mismo en ninguna ilustración anterior al S. XIII. Si era desconocido anteriormente a esa fecha en Europa, es lógico suponer que vino de Oriente Próximo o del Norte de Africa. Es precisamente en ese período en el que vemos los instrumentos islámicos que vinieron bien con los moros o con los cruzados que retornaban a casa, aparecer en Europa: el laúd, el salterio, el rebec, los nakers, la pandereta, el añafil o trompeta larga y la dulzaina o shawm. Para todos esos instrumentos existen nombres y ejemplos árabes o magrebíes, no sólo de aquel período, sino de instrumentos que perviven hoy en el Norte de Africa.(1)
Sin embargo, el autor no conoce ninguna evidencia ni pasada ni presente de la representación por el Islam o el Oriente Medio de la flauta y tamboril en ninguna imagen o ilustración. La flauta y el tamboril aparecen a comienzos del S. XIII como una invención típicamente europea, la cual, por improbable que parezca, apareció súbitamente, completamente definidos, sin ningún desarrollo anterior, ya que no aparece tampoco en ninguna ilustración europea.
Es aceptado que las ilustraciones de instrumentos musicales anteriores al S. XIII son más bien escasas, y cuando se encuentran, están limitadas a ilustraciones del Salmo 150, con su larga lista de instrumentos, y retratos de los ancianos del Apocalipsis, como por ejemplo en los pórticos de las grandes iglesias como la de Santiago de Compostela. Sin embargo, si la flauta y tamboril hubieran existido anteriormente lo podríamos ver en alguna parte. ¿Cómo pudo no sólo un instrumento, sino un estilo musical nuevo de una única persona tocando melodía y ritmo simultáneamente, haber surgido y en un área tan extensa de Europa en un período de tiempo tan corto? En un máximo de 20 ó 30 años desde la primera ilustración encontramos la flauta y tamboril extendido por Europa. Debe de haber seguramente antecedentes de algún tipo, desconocidos hasta ahora, por el que la conjunción de flauta y tamboril resultó tan afortunada que fue adoptada tan pronto como se conoció. Debemos aceptar, no sin cierto sonrojo, que es tanto lo que desconocemos acerca de la historia y orígenes de los instrumentos musicales, que podemos decir con placer que nos queda mucho por descubrir a nosotros y a las generaciones venideras.
La flauta y tamboril parecen haber sido usadas en todas partes a partir del S. XIII. La evidencia de esta aserción está en las tallas de las iglesias, las ilustraciones de los manuscritos y pinturas. Sobrevivió hasta el S. XVII, y a partir de entonces parece disminuir. En Inglaterra sobrevivió entre algunos grupos de danzas hasta finales del siglo pasado (1880 ó 1890), porque la danza de Morris sobrevivió. Incluso ésta se hizo rara, primero porque el violín, y después a finales del S. XIX el acordeón reemplazaron a la flauta y tamboril. Según Wim Bosmans (2), su uso desapareció completamente de los Países Bajos a mitades del S. XVII. Italia parece haber conservado el tamboril (¡que los franceses llaman tambor de vascos!) como su tarantella, y los Balcanes estaban bajo dominio turco, y por lo tanto fuera del mundo musical europeo. En la mayor parte de Europa Central, Suiza, Alemania, Austria, Polonia, etc., el tambor se empleaba con la flauta travesera o el pífano para las danzas populares. Por alguna razón que aún desconocemos, la flauta y tamboril sobrevivieron en el sur de Francia y el norte de Iberia, por lo que globalmente, sólo en el Languedoc y en las regiones vascas continuó empleándose.
Cuando el uso de la flauta y el tamboril estaba en su cumbre, alrededor de 1350 más o menos, la flauta era aproximadamente tal y como la conocemos hoy: un tubo relativamente largo y estrecho con tres agujeros hacia el final del instrumento. Con esta disposición sabemos que se puede cubrir un rango razonable de la escala. Este modelo típico de flauta se maneja con el pulgar, índice y dedo medio de la mano izquierda, mientras que la derecha golpea el tambor, que se cuelga del brazo izquierdo, la muñeca o el hombro.
Si puedo hacer una digresión un momento, en Europa tenemos muchos prejuicios acerca de nuestras manos, las cosas hacia la derecha son diestras, inteligentes y buenas; cosas hacia la izquierda son siniestras, incluso malignas o malvadas. Esto sugiere que el tambor era musicalmente más importante, tocado con la mano derecha, y que la flauta, que siempre se toca con la mano izquierda, excepto por algunos zurdos, era el instrumento secundario.
Esta versión básica de la flauta aún se puede escuchar, aquí en la región vasca con la txirula, en Provenza con el galoubet (3) y el tambor, en Eivissa y Aragón (4) con la flauta, en León con la gaita (5). En los últimos años la flauta y el tamboril ha tenido un re descubrimiento con muchos grupos de folklore, y hoy en día se puede escuchar en muchas partes de Europa. También ha sido utilizado por grupos musicales de música antigua.
Dos excepciones ha habido en las flautas que acabo de mencionar. Las flautas vendidas por la Sociedad de Danzas y Canciones Folklóricas de Londres eran tubos de metal de diámetro demasiado ancho para lograr sonidos eficaces. La afinación era pobre, y para tocarlas se añadió otro agujero para el dedo anular. Esto hizo imposible el sostenerla de modo normal, por lo que se añadió una anilla para el dedo meñique. La otra excepción es la de su propio instrumento, el Txistu, en el que los txistularis emplean el dedo meñique para tapar la salida del tubo para bajar el timbre y así conseguir notas cromáticas, bemoles y sostenidos, cuando es requerido. Entre los tipos de flauta y tamboril que se usan hoy en día, el txistu es importante musicalmente porque es totalmente cromático.
La flauta y tamboril normal se pueden ver en todos los libros enciclopédicos sobre instrumentos musicales, comenzando por la Música getutscht de 1511 (6), en el que se menciona de pasada en el texto. Posteriormente la Organografía de Pretorius en 1619 (7), y más tarde en la Harmonie Universell de Mersenne en 1636 (8), en los que un esquema de la digitación incluye bemoles y terceras y sextas naturales, logradas moderando la fuerza del aire y por la posición de los dedos, con los que se ocluye en mayor o menor grado los orificios; no menciona la oclusión del extremo final. En el S. XVIII la Enciclopédie Méthodique reproduce el esquema de dignación de Mersenne. Por cierto que el tambor de Mersenne es el tambor provenzal, el cual, a semejanza de los tambores medievales, pero al contrario que en la actualidad, tiene el bordón en el parche de golpear. La Encyclopédie (9) repite el tambor de Mersenne (10) y añade el salterio. Las representaciones de flauta y tamboril de la Edad Media y el Renacimiento de esculturas en iglesias, ilustraciones de manuscritos y pintuas de mayor tamaño son demasiadas para enumerarlas. Un ejemplo bien conocido es la ilustración de Kemps Daies Wonder (11), que narra cómo Will Kemp, que trabajaba como bufón en las primeras representaciones de las obras de William Shakeaspeare, bailó una danza Morris de Londres a Norwich acompañado por su tamborilero, Thomas Slye, y no por su flautista, lo que sugiere una vez más que el tambor era considerado el más importante de los dos instrumentos.
Hay muy pocas flautas de este tipo de la Edad Media y el Renacimiento que hayan sobrevivido, máxime si se considera el elevado número de ilustraciones de la época. Frederick Crane,(12) en su lista de instrumentos medievales supervivientes, menciona tan sólo dos. Uno es polaco y sospechosamente antiguo (S. XI), y el hecho de que falte la parte de los orificios, hace que tan sólo se pueda sospechar que era una flauta. La otra pieza es española y fechada en 1402. Pertenece a la hermandad de Sta. Orosia en jaca. Mahillon incluye una en su catálogo del Museo del Conservatorio de Bruselas (13) que fue a parar allí procedente de la Colección Correr de Venecia. Se trata de una flauta de sonido grave, con la pieza de la boca en un lado del instrumento, exactamente tal y como Pretorius lo ilustra. Hay un ejemplo en el museo de Berlín (14), datada del S. XVI o XVII. En una visita a dicho museo, anoté en mi copia del catálogo: "diámetro de salida del tubo cerca de 20 mm.", lo cual me parece desproporcionadamente grande y me hace dudar de su autenticidad. Wim Bosmans ilustra 11 flautas antiguas de los Países Bajos, dos de las cuales están en el museo de Bruselas, además de la que acabo de mencionar; éstas fueron adquiridas posteriormente que Mahillon completara sus catálogos, y dicho museo no ha publicado ningún catálogo general desde el volumen 5.° de Mahillon en 1922. Bosmans (15) proporciona detalles del sitio de origen, fecha, localización actual, en qué publicaciones han sido mencionadas anteriormente, así como un conjunto completo de las dimensiones de cada una de las 11 flautas. También incluye muchas ilustraciones de la Edad Media y Renacimiento. Posiblemente es la fuente de información más importante de flautas antiguas. Tres flautas y un tamboril se recuperaron del Mary Rose (16), un barco de guerra que perteneció al rey Enrique VIII de Inglaterra y que se hundió en 1545. El barco fue reflotado hace unos años, con importantes hallazgos, entre los que se cuenta un cierto número de instrumentos. Una de las flautas tiene el sello de la doble pluma que se cree haber sido el de la familia Bassano de Venecia. Algunos miembros de esa familia se asentaron en Londres e interpretaron y fabricaron instrumentos allí. Otro lleva el sello E. Legros, un nombre que no está incluido en ninguno de los libros de referencia de fabricantes de instrumentos de viento. La tercera flauta no lleva marca alguna. Finalmente, hay una flauta que parece ser de la época última del Renacimiento, en la colección de William Waterhouse (17). Quizá existen otros ejemplares en colecciones privadas y museos, pero una reciente petición de información por Internet a otros colegas ha sido infructuosa.
Como he mencionado anteriormente, la flauta continuó utilizándose en la tradición popular en Inglaterra hasta bien entrado el S. XIX, y se fabricaron muchas por los fabricantes de Londres, del mismo modo que los fabricantes franceses las construyeron para los flautistas provenzales. Ejemplos de fabricantes ingleses tales como Rudall Carte y Poner se pueden ver en la colección Bate en Oxford, donde he publicado dibujos acotados de ellas, y por el fabricante francés Lot y otros en la Cecil Sharp House en Londres, el cuartel general de la Sociedad Inglesa de Danza y Cantos Folklóricos, y hay muchos más en otros sitios de Europa. El tamboril inglés que se utilizó con la flauta Poner está también en la colección Bate en Oxford (18), y parece como el tambor de juguete de un niño. A comienzos del S. XX, con los trabajos de Cecil Sharp y otros coleccionistas de música popular inglesa, se dio un renovado interés por la danza folklórica en Inglaterra, así como por la flauta y tamboril. En los primeros momentos de este renovado interés, algunos músicos adaptaron otros instrumentos, por ejemplo cerrando con piaste u otros materiales los agujeros superiores de pitos de estaño o flabioles, y abriendo un nuevo orificio para el pulgar. Otros utilizaron las flautas gruesas a las que me he referido anteriormente. Russell Wortley de Little Thetford, cerca de Ely, diseñó una flauta metálica mucho mejor, y convenció a la casa Generation para su producción y comercialización, con la misma embocadura de plástico junto con sus pitos metálicos. Una flauta muy similar ha sido producida por Enrique Keller (19), creo que como copia de la flauta Generation, como una txirula para principiantes, juntamente con una versión de mayor tamaño como txistu para principiantes. El resurgimiento del interés por la música antigua ha aumentado el interés por la flauta y tamboril, y muchos fabricantes en su movimiento están fabricando instrumentos, algunos, tal y como la firma americana Kellschek, los hace en plástico, y otros en madera. Por lo tanto, se puede decir que este conjunto de instrumentos, un músico individual completo, está vivo y bien de salud. Y no sólo en Europa, ya que la flauta y tamboril es una tradición viva en Ecuador, y sin duda alguna, en otras partes de América Central, a donde fue llevado por los conquistadores españoles y posteriormente por otros colonos.
Todo esto acerca de la flauta en tiempos modernos. ¿Pero qué hay acerca de la flauta en los tiempos primitivos de Europa? Aquí existe un problema que no ha sido generalmente identificado ni se ha estudiado seriamente. Todas las ilustraciones primitivas, desde 1240 hacia adelante durante unos 100 años muestran una flauta corta, gruesa y recia, muy diferente de las flautas largas y finas de las que he tratado hasta ahora (20), y todos estos músicos primitivos tienen su mano izquierda aproximadamente hacia la mitad de la flauta, y no próxima a su extremo como debiera ser de acuerdo con la descripción anterior, y como está representado en todas las figuras a partir de finales del S. XIV, y está en la actualidad. La mayoría de nosotros, posiblemente por haber tratado sólo con una o dos representaciones, hemos desechado esta imagen atribuyéndola a la ignorancia o incapacidad del tallista o pintor. Sin embargo cuando se miran varias figuras, unido a la figura labrada (una misericordia) bajo uno de los asientos en la catedral de Exeter, de 1240, considerada como la representación más antigua de flauta y tamboril de Gran Bretaña, el ángel de piedra de la pared del coro de ángeles en la catedral de Lincoln hacia 1275 (21), y la talla, también en piedra de Santa María de Raunds en Northamptonshire, aproximadamente de la misma fecha que la catedral de Lincoln, en el exterior de la iglesia, y por lo tanto muy deteriorada por el tiempo, y la talla en la nave de Beverlay Minster en Yorkshire hacia 1330 (22) (esta talla presenta un problema añadido, ya que se trata de una doble flauta, dos flautas una al lado de la otra y sopladas al mismo tiempo, una de mayor diámetro que la otra, de cuya utilización no se conoce nada en absoluto) (23) y la ilustración del manuscrito de las Cantigas de Santa María hacia 1260 (24), y un manuscrito inglés de hacia 1340, el Salterio de Luttrell (25), sólo por mencionar algunos de los ejemplos mejor conocidos, hablar de errores o mala técnica no es convincente, y me parece que de haber más ejemplos como éstos, y los hay, no es honesto intelectualmente no buscar otra explicación.
Si la mano del músico está en medio de la flauta, el sistema normal de llenar el hueco entre el segundo y sexto armónico no funcionaría, ya que los orificios de los dedos estarían en posición incorrecta, por lo que habría un salto de una tercera o más entre las notas con todos los agujeros ocluidos y la producida al abrir el primer orificio. El único modo de que esa flauta sonara armónicamente sería si tuviera más de tres agujeros y si fueran por lo tanto independientes de los parciales superiores de la serie armónica. Existe una flauta actual con esas características, el flabiol catalán, un instrumento que, como el conjunto de flauta y tamboril, se toca la flauta con una mano y el tamboril con la otra. El tamboril es normal, más que un tambor, y se cuelga de una cinta alrededor del cuello del músico, de tal modo que cuelga en frente del pecho, hacia delante, de un modo muy similar al de los timbales militares.
El flabiol (26)se puede tocar también con dos manos si se prefiere, sin el tamboril, o con el tamboril tocado por otro ejecutante independiente, pero la mayoría usan el flabiol con una mano. El flabiol normal tiene 8 agujeros, cinco en la parte superior para los dedos y tres detrás. Cuando se toca con ambas manos, la izquierda controla el agujero superior con el pulgar, los tres agujeros siguientes con el índice, medio y anular, y el quinto agujero al final del instrumento, con la parte superior del dedo meñique. El índice y dedo medio de la mano derecha controlan los dos agujeros siguientes, y el pulgar derecho cubre el agujero inferior. Cuando la mano derecha toca el tambor, la mano izquierda controla los mismos cinco agujeros que antes, y los agujeros para la mano derecha se dejan sin cubrir. Estos cinco agujeros son suficientes para dos octavas cromáticas, según algunos esquemas de digitación, y un rango diatónico de una duodécima, según otros. De este modo es posible tocar melódicamente con una mano una flauta que tiene sus agujeros en la parte superior y media de su longitud.
La cuestión es, por supuesto, si una flauta tal existió en la Edad Media y si se tocaba de este modo. Creo que tales flautas existieron, y que al menos un ejemplo ha pervivido. Es la flauta del castillo de Monmouthshire White, que puede ser un ejemplo de supervivencia de la primera forma de flauta y tamboril y que Vincent Megaw publicó en 1963 (27). Esta es una flauta de hueso que se encontró en un basurero en el castillo anteriormente citado en la frontera entre Inglaterra y Gales y que se conserva en el Museo Nacional de Gales (28). Es del mismo período de las tallas de Lincoln y Raunds y el manuscrito de las Cantigas de Santa María, en la segunda mitad del S. XIII. Tiene dos agujeros para ambos pulgares y cinco agujeros para los otros dedos, más un agujero muy pequeño al final que pudo ser para colgarlo, ya que en una reconstrucción no tenía efecto sobre el timbre. El agujero superior para el pulgar está por encima del primer agujero para los otros dedos, y el destinado al otro pulgar por debajo. Aunque esta disposición es muy diferente del de la flauta normal del conjunto flauta y tamboril, es exactamente la del flabiol catalán, excepto que el agujero inferior para el pulgar, que se usa sólo cuando se emplean ambas manos, falta y es reemplazado por el pequeño agujero para colgar el instrumento. Las transcripciones de música de flabiol de Jaume Ayats (29) muestran que el rango del flabiol, que raramente excede la octava, y nunca va más allá de la décima, es suficiente para las melodías normales. No podemos asegurar que la técnica del flabiol se empleó en la flauta del castillo de Monmouthshire. Sin embargo, me parece plausible, y que ésta era la disposición original de la flauta y tamboril, que la flauta mencionada era la de flauta y tamboril, y que la versión más familiar, delgada y alargada, con sus armónicos regulados con la intensidad del aire emitido, fue una evolución posterior, quizá de mediados o finales del S. XIV.
Notas:
(1) La parte final de este paper está basada en un artículo aparecidoen el Galpin Society Journal. Vol. L, 1997, con ilustraciones de algunos tipos antiguos de flauta referidos aquí.
(2) Wim Bosmans, Eenhandsfluit en Trom in de Lage Landen, Alamire, Peer, 1991.
(3) Maurice Guys etal., Le galoubet tambourin, édisud, Aix en Yrovence, 1993.
(4) Angel Vergara Miravete, Instrumentos y tañedores, Música de Tradición Popular en Aragón, Zaragoza, 1994.
(5) Alberto Jambrina Leal & José Ramón Cid Cebrián, La gaita y el tamboril, Salamanca, 1989.
(6)Publicado en Basilea, 1511. facsímile, Barenreiter, Kassel, 1970. La flauta y el tambor aparecen, con dulzainas y flautas de pico a pie de página de la ilustración del Sympanum Hironimi (las páginas no están numeradas: de ahí lo trabajoso del método de referencia). Agrícola, cuya Musica Instrumentalis deudsch (Wittembers, 1528 y posteriores; reimpresa con ilustraciones en facsímil, proviene en buena parte de Virdung, repite la ilustración pero no proporciona información.
(7) Syntagma Musicum lI, de Organografía (Wolffenbüttel, 1619), p. 34 & tag. IX: 5. Facsímile, Barenraiter, Kasscl, 1958.
(8) París, 1636, Livre 5, pp. 230 2. Facsímil (reducido en tamaño y en tres volúmenes en ver de uno), CNRS, Paris, 1963.
(9) Art du faiser d'instruments d Musigue el Lutherie (París, 1785), p. 99 y planchas II y VIII fig. 4. Facsímil, muy reducido en amaño, Monlcoff, Genève, 1972.
(10) Libro 8, p. 53.
(11) Impreso por E.A. por Nicholas Ling (London, 1600) y reproducido en muchos lugares, entre ellos 'The New Grove Dictionary of Musical Instrumeents (London, 1984), Vol. 3, p. 118, SV Pipe and Tabor.
(12) Excant Medieval Musical Instruments (Iowa City, 1972), p. 40.
(13) Catalogue descriptif & Analytique du Musée Instrumental du Conservatoire Royal de Musique de Bruxelles, vol. 2 (Gand, 1909), pp. 282 3, n.°1022 (facsímil, les Annis de la Musique, Bruxelles, 1978). De acuerdo al catálogo de una exposición especial de una selección de instrumentos procedentes de la colección (Instrumenta de Musique des XVIe et XVII Siècles, Château de Learne, 1972), el instrumento está marcado con el trefoil simple que, cuando es doble, está asociado a los miembros de la familia de constructores de flautas de pico Rauch, en el Schrattenbach de mediados del siglo XVI.
(l4) Irmgard, Otto, Musik Instrumenten Museum Berlín (Berlín, 1965), p. 24, n.º 2736.
(15) Op. cit, pp. 28 9.
(16) Frances Palmer, "Musical Instrumenta from the Mary Rose", EarlyMusic, 11/1 (enero 1983), pp. 53 9. No ha aparecido ninguna información impresa desde esa fecha, pero el motivo es que más información, incluyendo quizás planos con medidas, estará disponible probablemente el próximo año.
(17) Publicado en un reciente o de próxima aparición número de Tibia.
(18) Números de catálogo 02 y 0l respectivamente; fueron legados a la colección por Anthony Baines. Planos con medidas de ambos están disponibles en la Bate Collection, Faculty of Music, St. Aldatés, Oxford 0X1 1DB.
(19) En Zarautz, cerca de San Sebastián.
(20) Está incluido en Minstrels &Angels, obra de mi esposa y mía de próxima aparición en Fallen Leaf Press, Berkeley, California.
(21) Plancha 39 en mi obra The World of Medieval & Kenaissance Musical Instruments, David & Charles, Newton Abbot, 1976; está también en Minstrels & Angels.
(22) También en Minstrels & Angels.
(23) Ver Gween & Jeremy Montagu, "Beverley Minster reconsidered", Early Music, 6/3 (julio 1978), pp. 401 15, figs. 8 & 9, para más detalles.
(24) Ms. Escorial J.6.2., f. 333. Reproducido en mi World of Medieval and Renaissance Musical Instruments, plancha 37, y otras muchas fuentes.
(25) También en mi World of Medieval & Renaissance Musical lnstruments, plancha 38.
(26) Els Garrofers & Jaume Ayats, En Quirze Perich, Flabiolaire (Barcelona, 1987); también Rafael Mitians & Teresa Soler, Música de Flabiol i Bombo (Barcelona, 1993).
(27) JVS Megaw, "A Medieval Bone Pipe from White Castle, Monmasthshire", Galpin Society journal, Vol. XVI, 1963, pp. 85 94.
(28) Número de catálogo 32 429/12.
(29) Ver nota 26
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